viernes, 24 de abril de 2009

Jack Cardiff, hacedor de mutantes e imágenes bellas


Steve Bissette posee una página importantísima en la historia de la historieta, al ser el dibujante, junto al entintador y también ilustrador fenomenal John Totleben, de la mayoría de las historias de Swamp Thing escritas por el maestro Alan Moore. Bissette y Totleben a mediados de los años 80 del pasado siglo lograron en este título un grafismo desconocido hasta ese momento, y hoy día su trabajo continúa siendo absolutamente impactante: Un clásico.

Junto a esto, Bissette es uno de los conocedores y entusiastas del cine de horror y extraño más enterados que yo conozca a través de revistas y libros. Entre otras, Bissette escribió durante años para la revista especializada Video Watchdog, editada por Tim Lucas, y posee varios libros sobre sus muy incisivos textos sobre cine marginal.

Ayer mismo checaba el blog de Bissette, tras no hacerlo durante varios días, y me encontré con una serie de posts sobre montruos-plantas en algunos filmes realmente oscuros. Entre los trabajos mencionados, el maestro Bissette me hizo una vez más feliz pues habló gratamente de The Freakmaker, también conocido como Mutations. Este filme de 1975 es uno realmente enfermo, y que me gusta un buen. Lo llegaron a pasar por canal 5 de Televisa en los 80, y tal vez todavía en los 90, no puedo recordar ahora cómo lo titularon (creo que Doctor Satánico), pero es una joya inglesa de explotación con fenómenos reales y un científico enloquecido que experimenta con humanos para hacer mutantes vegetales.



Donald Pleasence una vez más hace un papel inolvidable como el doctor maligno; Tom Baker, antes de ser el Dr. Who, la hace de su ayudante tullido; y sale la mamacita Julie Ege, quien igualmente hizo lo propio en filmes de la Hammer Films durante aquella época.

El filme posee los escenarios, feeling y atmósferas de todos esos filmes ingleses de los 70, unos colores preciosos, una pasarela de freaks reales y una historia bien ojeis, en la que se mezclan ciertos elementos de Freaks, de Todd Browning, y una historia de científico loco con víctima tipo Seth Brundle o John Merrick. En resumen, se trata de una joyita de explotación de una época irrepetible.

Yo desde la primera vez que vi este filme en la TV caí bajo su hechizo, a pesar de que mi hermano siempre me estuvo jorobando diciendo que era una chingadera la película. De hecho hay una historia bien curiosa, pues hace años (yo creo por el 90 o 91, cuando las películas originales en videocasete aún eran poco comercializadas y, en su mayoría, sólo para renta), en uno de nuestros constantes viajes a Tepito en busca de tesoros en Beta y VHS, en piratería u original, nos encontramos una copia original de The Freakmaker, editada por uno de esos sellos mexicanos que publicaban puros títulos de explotación; y pues muy barata no nos salió, pero pudimos comprarla finalmente. Yo estaba feliz, y Rogelio más o menos, pues aunque el filme no era mucho de su agrado, la presentación de la caja estaba bien chingona: con la portada que se desplegaba y daba lugar a un dibujo sangriento y con chuletona semidesnuda incluida, que nada tenía que ver con el filme, pero que es uno de esos excesos sinsentido obvios en este subgénero.



Como deben entender, la vida de un cinéfilo o cinéfago de aquella época era complicada, aunque excitante. Ante la poca posibilidad de conseguir películas originales, uno debía hacer toda clase de bisnes y aprovechar toda ocasión. Así, cuando algún original aparecía de manera milagrosa en algún puesto de cambio en un tianguis, la única manera de obtenerlo era comprándolo o cambiándolo por otro original. Fue así que nos abocamos a hacer una copia del original de The Freakmaker, para intercambiar la cinta de ésta por la original, y de esa forma cambiar la copia y quedarnos nosotros con la original, en el chasis de un videocasete normal.

Poco después me arrepentiría amargamente, pues el arte de la caja era realmente grotesco. Pero bueno, el caso es que todo eso llegué a hacer con este filme y poseo ya mi ejemplar en DVD. Y ayer recordaba muy buenos momentos con lo que el maestro Steve Bissette rememoraba a su vez.

Este filme realizado por Jack Cardiff, así, es una anomalía. Cardiff en mayor medida se conoció por su talentoso trabajo en la cámara, para filmes como Black Narcisus y Red Shoes, ambos de Michael Powell; The African Queen, de John Huston; y Ghost Story, Rambo II: First Blood y Conan the Destroyer, entre otros. The Freakmaker fue su penúltimo filme, y distinto al resto que realizó.

Hoy por la mañana me conecto, me dirijo al blog de Heidi McDonald, y me encuentro con la noticia de que Jack Cardiff ha muerto. De hecho, que murió el miércoles pasado.

Este es un mundo extraño; y la vida y la muerte inesperadas, como bien sabemos.