viernes, 4 de diciembre de 2009

Saludos a Paul y a Roman


Apenas en el pasado post, puse una foto que me tomé con don Jacinto Molina, conocido internacionalmente como Paul Naschy. Y esta semana se dio la triste noticia del fallecimiento de este icono del cine de horror español, hombre ibérico de las mil caras, que hizo famosa su interpretación de hombre lobo, y que encarnó personajes malvados que iban desde sacerdotes hasta chupasangres, en una filmografía que se considera sobrepasó los 100 títulos.

Naschy fue uno de esos actores que ponen todo su empeño en el género, haciendo de su rostro un emblema que para varias generaciones de espectadores implica cine de fantástico.

Tuve la fortuna de conocerlo en 2005, durante el Festival de Sitges, España. Aunque –como suele suceder en estos casos- Molina nunca fue bien visto por la historia oficial de la industria cinematográfica española, en esa ocasión orgullosamente presentó una colección de DVD que reunirían los títulos más importantes de su filmografía, así como una adaptación en cómic de su filme El retorno del hombre lobo, escrita por él mismo y dibujada por Javier Trujillo. Pudo ver en vida que se le hiciera cierta justicia. Molina era un hombre amabilísimo.

Una leyenda más ha partido, no la olvidemos.


Fue un gusto, don Paul

-Desde hoy, como seguramente muchos de ustedes sabrán, Roman Polanski estará en libertad condicional (bueno, más bien en arresto domiciliario) tras dos meses en prisión. Podrá pasar el fin de año en la residencia de descanso en Suiza, hacia la que se dirigía de Francia cuando fue arrestado, aunque lo hará rodeado de seguridad, de paparazzos y con un brazalete en el tobillo a través del cual será monitoreado, ¡para evitar que se fugue!

Como seguramente muchos de ustedes sabrán, Polanski se aprovechó sexualmente de una puberta de 13 años, durante una sesión de fotos que le fue encargada en 1977, en Los Ángeles. Polanski se dejó llevar, sin duda, por el momento, el alcohol y por la disposición de una madre y una niña que permitieron la sugerente sesión de fotos. Lo que siguió ya se ha cronicado sobremanera recientemente en muchos medios; resumamos diciendo que desde 1978 es buscado por la Ley de Los Ángeles, pues salió del país rumbo a Francia (recomendado por su abogado) para no asistir a una audiencia, tras la cual se le tenía planeado encarcelar (su caso, finalmente, ha caído en manos de jueces realmente de rapiña que han buscado beneficios con éste).

Quien entonces fue la niña abusada, hace unos años perdonó a Polanski; aunque eso no cambió en nada la situación de este artista con la justicia angelina: cuando se le concedió el Óscar al Mejor Director por The Pianist, en 2002, tuvo que recogerlo en su nombre Harrison Ford, pues Polanski estaría perdido de pisar suelo estadounidense. Más tarde que temprano, esta amenaza se llevó a cabo, y así es que llegamos a la reciente situación de este genio artístico.

Se ha hablado y manifestado mucho acerca de la poca gravedad del acto realizado por Polanski, en comparación con cientos de crímenes mucho más graves y que son poco o nada condenados por la Ley (a los cabrones que tenían esclavizadas a docenas de personas en Iztapala, calculan que les darán solamente entre 10 y 15 años de prisión…); así como, que los asesinos de su madre (muerta en un campo de concentración), y de su primera esposa, Sharon Tate, y su hijo nonato (masacrados por el clan Manson), no hayan sido castigados como merecían. Efectivamente, todo esto, y una infancia miserable en medio de la guerra, arroja a un ser humano inocente de todo lo que pueda hacer tras tanto pinche sufrimiento.

La Ley es ciega dicen, y más cuando hay intereses de por medio. Aquí no importa que los considerados víctima y victimario hayan hecho ya las pases (se habla de un arreglo monetario previo); que en Hollywood (como en prácticamente todas las ciudades) existan las condiciones para realizar toda clase de excesos, y no se castiguen muchas de ellas; que Polanski no es un criminal, a pesar de cometer un acto reprobable; y que a Polanski la Ley también le debe justicia en más de una ocasión desde antes de 1977.

Sin duda, Polanski aquel día en 1977 no tomó la mejor decisión; pero está completamente consciente de ello, es culpable, lo sabe, y su dilema tendría que terminar ahí.

Ahora, por otro lado, me parece que Polanski es el director más grande de la historia, al que el arte y muchos espectadores le debemos mucho. Es una lástima que quieran opacar su obra y sus logros. Yo estoy con Polanski.


No hay comentarios:

Publicar un comentario