miércoles, 25 de febrero de 2009

Opinión: Watchmen, de Zack Snyder



Crossover Iconoctlán / Ojos bien abiertos

Opinión: Watchmen, de Zack Snyder


Voy en el metro de la Ciudad de México tras ver Watchmen, el filme de Zack Snyder que adapta la historieta de Alan Moore, Dave Gibbons y John Higgins, y veo sólo patrones amarillos en las formas. La carita feliz y amarrilla con un manchón de sangre se extiende frente a mis ojos en la ropa y los objetos que llevan los usuarios y en la propaganda del transporte. El amarillo sobresale ante mis ojos como si fosforeciera. Se abren las puertas y veo la gente que sale y que camina sobre el andén, cientos de colores y de combinaciones de los mismos se mueven entre la ropa. ¿Qué posibilidad existe de que alguien vista una playera con la carita feliz y el logo de Watchmen? No tengo la respuesta, no tengo la más mínima idea; sin embargo, sucede. Allí va un civil con una camisa negra y que parece decirme adiós con el estampado que lleva a la espalda: “Who Watches The Watchmen”. Les juro que es verdad.

Lo sé, estoy inmerso en el mundo Watchmen. Estoy cautivado por esta obra desde hace 15 años que la leí por primera vez, como lo estoy del resto de la obra de Alan Moore. Entonces, como muchos de ustedes –creo-, el filme de Zack Snyder me tenía nervioso, muy muy nervioso. Por un lado, deseaba no saber nada de éste, como el buen maestro Moore lo ha externado; y por el otro, quería que me hablara el buen Zack para invitarme a una función para mí solo. En un aspecto soy un purista, y en otro soy una mujerzuela barata cautiva del Pop y su mercadotecnia. Obvio, ninguna de las dos cosas sucedió, aunque finalmente la he visto ya.

Soy preservador y admirador, obviamente, de la obra maestra original; pero también, ¿saben qué? soy degustador de las buenas obras cinematográficas. Y me parece que el filme que Snyder ha realizado adaptando Watchmen es, ante todo como el propio director ha dicho, un trabajo que se ha hecho con sumo respeto hacia los autores y la obra original, además de un filme técnicamente impresionante y de una belleza visual excitante.



Durante 20 años la idea de un filme de Watchmen revoloteó en los cerebros de varias docenas de directores, guionistas y productores, muchos de ellos realmente talentosos. La idea a la que llegaban invariablemente era que se trataba de una historia prácticamente imposible de realizar en largometraje de hora y media. Es cierto, la Watchmen de Snyder dura 163 minutos, prácticamente lo doble de un filme estándar, pero finalmente es una realidad y una muy lograda.

Watchmen, la original, se trata de un complejo relato conformado por doce capítulos de 32 páginas cada uno. Doce capítulos que pertenecen a una misma historia pero que extienden las posibilidades del relato en diversos aspectos y líneas narrativas. La física cuántica, la plausibilidad de la vida y el espacio-tiempo, finalmente, son herramientas que los autores utilizan para hablar de una gran cantidad de emociones, intereses y carencias del ser humano. Esto, por supuesto, con superhéroes como protagonistas y una variación del mundo durante la conocida Guerra Fría.

Toda esa complejidad del discurso escrito está acompañada por un montaje de viñetas y un ensayo en la construcción visual que vuelven imperecedero el original, además de hacerlo una obra realmente peculiar.

Imposible trasladarla al pie de la letra al cine (la idea de Moore, de inicio, fue crear un relato cuya forma fuera única en cómic); sin embargo, Snyder y su equipo demuestran que fue posible hacerlo de manera coherente, espectacular y, en muchos aspectos, alcanzando la reverberación plástica y escrita, así como encontrando en otras momentos, incluso, nuevos valores en lo propuesto por Moore, Gibbons y Higgins.



Es imposible trasladar la efectividad emotiva del salto temporal como es empleado por Moore en el capítulo IV: Watchmaker, o repetir el complejo montaje de espejos en las viñetas del capítulo V: Fearful Symmetry. Pero a pesar de la difícil tarea, Snyder logra transmitir el mensaje de estos momentos, y prácticamente el resto de los momentos clave del original están reproducidos.

Hay que recordar que Tales of the Black Freighter, el cómic que se desarrolla en una segunda línea narrativa dentro de Watchmen, fue correctamente separado por Snyder para explotarla como un corto animado en DVD y, sobre todo, la tan mentada presencia tentacular ha sido cambiada en el filme.

Como el mismo Dave Gibbons y Snyder lo han manifestado: a pesar de los cambios, el objetivo y forma de la historia están prácticamente intactos. Y, en suma, los cambios y variaciones fueron exigidos por el medio cinematográfico: en el original funcionan, pero al pasarlos a acción real quién sabe.

Así, el Watchmen de Snyder es una increíble traslación de un clásico al cine. De forma brillante, incluso, algunas de las omisiones en las elipsis del original son reveladas en el filme, y quedan notablemente a tono con el resto del discurso. Un ejemplo de esto es la secuencia de créditos iniciales, en la que a través de un montaje de la historia de los Minutemen hasta llegar a los Watchmen, se establece perfectamente la historia del siglo XX en esta realidad alterna, mientras escuchamos a Bob Dylan interpretar “The Times They are A-Changin”.


A mi juicio, fuera del casting de Matthew Goode como Adrian Veidt / Ozymandias (cuya actuación me parece no es mala, aunque creo sí le falta cierta presencia para llenar completamente el traje del personaje), el resto del elenco encaja perfectamente con lo propuesto por los historietistas, y tanto la puesta en escena, como los decorados y todo detalle se encuentra reproducido con una fidelidad sorprendente.

Al ver en pantalla la potencia del cinismo de Edward Blake / The Comedian, la rabia y frustración violentas de Walter Kovacs / Rorschach, la fría y espectacular omnipotencia de Dr. Manhattan / Jon Osterman, el realismo en los callejones, en los edificios o la grandilocuencia de la secuencia con la muerte de The Comedian, por ejemplo, entendemos el gran trabajo de Snyder y su equipo, pero sobre todo la fuerza formal y del mensaje de Moore y Gibbons, que espectacularmente ha pasado a otro medio.

Imposible que la Watchmen de Snyder logre reproducir todo el lirismo de la original; pero, sin duda, ha creado un lirismo propio.



martes, 17 de febrero de 2009

El último infierno


El fin de semana en algunos cines de esta ciudad Capital se estrenó El último infierno (The Last Winter, 2007), de Larry Fessenden, un filme de denuncia en el que el planeta comienza a cobrarle la cuenta a la humanidad.

Fessenden, un realizador brillante que en su filmografía ha opinado sobre el ser humano y su entorno (a partir de metáforas fílmicas que utilizan los arquetipos del cine de horror como vehículo, sea el monstruo de Frankenstein, el vampiro o monstruos míticos como el Wendigo), ahora en este filme coloca a un grupo de exploradores de petróleo en el Ártico en medio de un conflicto ético y global, pues la explotación de yacimientos petrolíferos en el lugar promete una gran cantidad de billetes verdes e, igualmente, una pérdida irreparable al ecosistema.

Tal conflicto se encuentra simbolizado por el amoral representante de la multinacional interesada en el lugar (Ron Perlman) y un ambientalista que trata de impedir tal violación terráquea (James Le Gros). El filme se constituye como una fuerte queja ambiental por parte de su realizador, en medio de la desolación y el encierro que recuerda al clásico The Thing, de John Carpenter.

Este thriller de horror resulta muy desesperante, y es la joyita que esta semana seguramente no pasará del semanazo (espero que la lengua se me haga chicharrón). Este filme lo vi en la pasada edición del FICCO, pero antes tuve ocasión de entrevistar a su realizador durante el Festival de Sitges, Cataluña, en 2007. En aquella ocasión no tuve chance de ver el filme (había que organizarse entre 150 filmes durante 12 días), por lo que no le pregunté gran cosa al respecto. Si tienen chance de ver esta película no lo duden, y espero les interese lo que me contestó.

Entre los años 90 y el nuevo siglo realizaste una especie de trilogía que deconstruyó varios mitos del cine de horror, con No Telling, Habit y Wendigo. Estos filmes me parece que opinaron sobre el ser humano, su condición y su mundo, como lo hicieron cineastas como Larry Cohen, George Romero o David Cronenberg en los años 70. ¿Con The Last Winter en qué punto te encuentras?

De alguna forma, creo que The Last Winter es una combinación de los tres filmes que mencionas. Porque posee un tema ambiental que, como en No Telling, presenta un personaje científico con un punto de vista muy subjetivo acerca de la ciencia y que se enfrenta con una serie de sucesos poco creíbles, como sucede en Wendigo. De tal forma que me parece que estamos revisitando los elementos de esos tres filmes con un poco más de dinero, una nueva perspectiva y tomando como base un cliché distinto, en este caso algo cercano a Alien o The Thing from Another World, con un campamento aislado.

¿Es posible, entonces, que éste se trate de tu filme más complejo hasta el momento?

Creo que sí. Es el que tiene la mayor cantidad de personajes interactuando, y por supuesto se trata del filme más ambicioso técnicamente de mi carrera. Pero de la misma forma, creo que no se trata de un filme personalizado como los otros, en este hay varios personajes de los cuales se puede escoger, y no es algo subjetivo como Habit, por ejemplo. De tal forma que me parece se trata de un reto distinto a los otros.

¿Y a qué se debe este cambio en tu cine?

Sin duda, se trata de un filme personal. Porque el calentamiento global es algo que me preocupa demasiado y el filme, finalmente, no es un comentario político, es una opinión personal. Creo que es un reflejo de mi propio envejecimiento, es un cambio normal.

De la misma forma, como Habit es una historia de dos personajes que no pueden comunicarse. El ambientalista y el empresario petrolero no pueden entenderse cuando intentan hablar en The Last Winter. En Habit, el personaje principal, Sam (interpretado por el propio Fessenden), no puede comunicarse con su amigo cuando necesita decirle que su novia es una vampiro; su amigo le dice que eso es ridículo. Entonces, nuevamente, estoy interesado en mostrar las dificultades que tenemos para comunicarnos entre nosotros. Como ves, se trata igualmente de un filme muy personal.

Después de todo el cine es comunicación. Tus filmes son acerca del horror humano y de la comunicación, ¿cuál de éstas es tu principal preocupación en tu cine?

Ambas lo son, porque veo al mundo a través del horror, de todos los sucesos oscuros que nos pasan durante los días, y a través de ellos veo un gran potencial para descubrir cosas. Es la forma en que mi cerebro trabaja. En todo eso hay comunicación. Creo que no puedes tener la seguridad de que alguien te ayudará en cierto momento, y es ese sentimiento de soledad relacionado con muchas otras personas el que me lleva a pensar de esta forma, más o menos la visión existencialista que Jean Paul Sartre poseía. Creo que a través de ese sentido existencial es que, tal vez, puede encontrarse el corazón en mis filmes. El corazón está relacionado con la sangre y la violencia, y eso normalmente sucede en los momentos de mala comunicación.

¿Cómo observas el momento del cine de horror actual? Pues pareciera que en términos generales, el cine de horror actual es muy comercial y mediocre, como la obra de Eli Roth (Cabin Fever, Hostal). Pero, en realidad, ésta es tan sólo la pantalla masiva, pues continúan presentes autores como tú, que experimentan y parecen redescubrir este género cinematográfico.

A mí no me gusto Cabin Fever… es una verdadera mierda [en imdb.com aparece Fessenden como actor en la secuela de este desastroso filme, a estrenarse en 2009]. Y luego me imaginaba que Hostal debía ser terrible. En una ocasión me pidieron mi opinión de películas de tortura comparándolas con mis películas, y entonces tuve que ver Hostal. Y me pareció que está bien, que se inscribe en la tradición de la película norteamericana en la que un ciudadano americano está fuera de su lugar, y se ve lo estúpido que puede ser. Sin embargo, no me sentí ofendido por este filme como me sentí con Cabin Fever, que es acerca de nada, es pedestre. Supuestamente es un filme acerca del fin del mundo, pero es más una película llena de referencias a otras películas, y creo que el cine no debe ser acerca de otras películas, sino acerca de la vida. Por supuesto que hay muchos medios de comunicación entre nuestras vidas, que es bueno observarlo. Pero cuando sólo te dedicas a fusilarte otras películas para hacer entretenimiento, se trata entonces de una experiencia vacía.

De cualquier forma, algo que es muy bello del género de horror, es que su espectro es demasiado amplio. Ahora he comenzado a producir películas, y puedes hacer una de robots, y luego una de hombres lobos, y luego una del calentamiento global, y todo dentro del género porque su riqueza lo permite.

El problema es que creo que los grandes estudios sólo ven el potencial para hacer dinero con las películas de horror, provocando que las audiencias únicamente vean películas de horror malas con edición tipo MTV… ya no hay substancia, los temas se han perdido. Lo malo es que los más jóvenes, entonces, no sabrán nunca cómo es una buena película de horror, si se les continúa educando con esta basura.

He visto que tu nombre aparece en el remake a Sisters, de Douglas Buck, ¿qué puedes decirme de esto?

Bueno Ed Pressman, quien distribuyó Wendigo, un día me llevó el guión de Sisters, pues desde hace varios años intentaba hacer un remake. Se trata de una historia que él quiere mucho, pues fue como que el proyecto que lo lanzó a él y a Brian De Palma. El tema en realidad no me interesó mucho. Me gusta mucho la película original, pero más por su logro artístico que por el tema de la doble personalidad. Y pues pensé en Doug, quien es un gran director, está más cercano a estos temas y es un gran amigo. Así que le dije a Ed que Doug era el director para este proyecto, y así se dio la cosa. Yo estuve muy cerca del proyecto, y es por eso que aparezco como uno de los productores.

Y me parece que Doug hizo un trabajo muy bueno, y logró encontrar su propia historia para contar en este remake. Los remakes son un problema que se está volviendo muy constante, pues Hollywood parece que sólo quiere eso y es ya como una especie de mal chiste. Ahora en Sitges vemos que À l'interieur [tal vez el mejor filme de aquella edición del festival] será próximamente un remake gringo… Bueno, al menos Michael Haneke está haciendo sus propios remakes, eso es una mejora [risas].

¿Te gustó Funny Games?

No.

A mí tampoco. No encuentro nada gracioso en ver a una familia sufrir. No me importa que sean ricos, esa no es razón para torturarlos. Yo soy padre, y no me reí cuando matan al niño. No estoy acuerdo con Haneke. Sé que quiso ser perverso, pero su filme muestra un espíritu cruel. Creo que en las películas de horror y las revistas sobre este cine se habla sobre muchas cosas fuertes, pero finalmente lo que todo eso te está diciendo es que la vida es preciada. Tú no deseas ser asesinado por un loco con un hacha, y eso es lo que entiendes en un filme de horror. Eso me parece bello. Y Haneke no te dice eso. Me parece que está equivocado.

¿Qué películas de horror o autores de éstas te gustan más?

Me encantan los filmes del señor (George) Romero [homenajeado durante esa edición del festival de Sitges], y adoró Night of the Living Dead, porque es tan honesta, elegante y enloquecida en todo lo que dice. Es visceral y a la vez inteligente. Es una película que plantea realmente cómo sería una invasión de zombies; hoy día, todos son superhéroes en las películas. También me gusta mucho la primera versión de Frankenstein, con su hermoso monstruo incomprendido. Muchos filmes de horror tratan de tristeza y alienación, eso me gusta. The Shining. Man Bites Dog, una película que utiliza humor, a mí no me gusta mucho eso en el cine de horror, pero esta película lo utiliza muy bien.

Los hombres lobo me gustan. Me gustan mucho las películas de monstruos también. The Host me encanta, es una hermosa obra de arte. Me gusta Shaun of the Dead, la nueva Dawn of the Dead también me gusta; creo que está muy bien para ser un remake, y los primeros 20 minutos del filme son sorprendentes, son perfectos.

¿A ti qué te gusta?

A mí me gustan muchas cosas, pero Polanski es lo mejor.

Uff. Disculpa que no haya mencionado a Polanski, porque también es mi director favorito… esto sucede a veces. The Tenant es mi filme favorito, y Cul de Sac, también me encanta. Pero ahí están también Rosemary´s Baby, Chinatown, Repulsion. Polanski es un director brillante. Su atención al detalle es fantástica. Y no es precisamente que quiera hacer películas de género, sino que los géneros salen de sus historias. Su atención al realismo: cuando se está lavando las manos en The Tenant, pienso en que podría quedarme viendo ese tipo de película toda la vida. La forma en que se voltea y se enjabona las manos, eso es gran atención al detalle y me parece que eso es el gran cine. Es tan simple, pero tan real. Todo mundo lo ha hecho y él lo pone en el cine. Ese es cine puro. Polanski ha dicho que si no se es sincero, no se es artista entonces. Y es totalmente cierto. Y creo que Eli Roth debería de leer esa entrevista en la que Polanski lo dice…

Y Haneke también debería leerla…

Estoy de acuerdo, porque es un director inteligente, pero no sincero.

Finalmente, ¿en qué trabajas ahora?

Estoy trabajando en el remake a The Hills Have Eyes 3 [carcajadas de ambos] No estoy seguro, tal vez vaya a México a hacer un filme de presupuesto pequeño, aunque también trataré de conseguir más dinero para llevar mis ideas a proyectos más grandes. Andaré por allá con mi familia durante seis meses y lo único que se me ocurre hacer es un filme. Guillermo del Toro tal vez me ayude. Y será una especie de película postapocalíptica con caballos y vacas en un rancho.


viernes, 13 de febrero de 2009

Viernes 13


En ocasiones no podemos estar seguros de la razón tras ciertas decisiones que tomamos. Antes de abocarme a abrir este otro blog (el primero que he tenido tal vez lo conozcan algunos de ustedes: http://iconoctlan.blogspot.com/ ) dudé mucho en hacerlo, pues con uno tal vez es más que suficiente y, sobre todo, ¿qué valía pueden tener las palabras de uno entre millones de blogs en la web?

Finalmente, creo que es preferible hacer las cosas a dejarlas pudrirse en el olvido. De esa forma es que ahora, en este espacio, me dedicaré de vez en cuando a hablar sobre cine.

En muchas ocasiones estuve a punto de meter más textos sobre cine en Iconoctlán, pero creo que me ganó el respeto que tengo por dicho espacio, pues finalmente ése es de cómics, más que de mis aficiones en general. Creo que así, finalmente con un espacio en el que pueda hablar libremente de cómics , y otro en el que pueda hacerlo de cine, me sentiré más pleno y no dejaré volando ideas que en ocasiones el no desarrollarlas me deja insatisfecho.

En fin, no les echo más rollo, y por acá podrán encontrar mis opiniones sobre cine (algo que me apasiona tanto como la historieta), creo que más seguido de lo que me puedo imaginar.

Inició así, con esta fecha especial, aunque con una obra no muy especial a mi juicio.

El caso de Viernes 13 (Friday the 13th, en el inglés original), la saga fílmica, es uno curioso, me parece. Porque de ser su primer capítulo una aburrida y pobre historia de venganza asesina, se convirtió en una saga que, aunque poco interesante, divierte de cierta forma a quienes gustamos de ver excesos gore y splatter en la ficción fílmica, y muy rentable durante casi dos décadas.

Tanto fue su éxito que en cosa de unos años (me parece que de la primera a la sexta entrega), en México y otros países hispanos, su título en español pasó de Martes 13 a Viernes 13, trastocando así incluso una superstición y costumbre centeneria de nuestra cultura: Qué rápido crea nuevos patrones Hollywood, sin duda.

Y pues este viernes 13 de febrero de 2009, tras prácticamente 30 años de que inició esta saga con la original dirigida por Sean Cunningham en 1980, los involucrados buscan ‘renovar’ esta franquicia con un supuesto remake que, tras verlo, entendemos claramente la pobre propuesta de la original reflejada en su nueva versión.

Para tan ociosa tarea, el productor Michael Bay (quien ya ha comenzado a conocerse por esta clase de trabajos) le encargó la dirección a Marcus Nispel, quien realizó lo propio hace unos años con el remake a The Texas Chainsaw Massacre (producida también por Bay). A juicio de quien esto escribe, aquél remake no estuvo del todo malo y lograba ser salvaje en su momento (finalmente un filme de horror y violencia de esta clase lo que busca es impactar), y eso es a razón de que la película original de Tobe Hooper es un gran filme.

Con Viernes 13, el remake, por el contrario, nos encontramos con un filme chato y poco impactante al momento. Ya desde aquella secuencia en la que una de las futuras víctimas –medio en broma y medio en serio- le dice a otro cadáver potencial que se cuide y que use condón, sabemos entonces que no estamos exactamente frente a un filme de esta índole. Ese tipo de advertencias poco caben en este subgénero fílmico. Si recordamos e interpretamos un poco, desde The Texas Chainsaw Massacre y Halloween (e incluso desde la madre de los slasher films: Bay of Blood, del maestro Mario Bava) toda la galería de cadáveres jóvenes son a razón de sus ‘pecados y sexualidad poco cuidada’; si hay prevención y cuidado, entonces no puede haber filme.

Y en ese aspecto otro exceso es básico: la sangre y las mutilaciones. A mediados de los años 80 del pasado siglo, cuando la saga de Viernes 13 estaba en su apogeo, un artista plástico hizo de dicha seri fílmica uno de su óleos: Tom Savini, especialista en efectos de maquillaje, tomó la figura del mismo Jason (el asesino de esta saga, perdón) y el de su víctimas para realizar una serie de apreciaciones sobre la tortura y el cuerpo humano, que bien podrían estar al lado de la obra de Goya en un museo.

Así, Savini creó nuevos patrones para la sangre en el cine e hizo escuela. Eso, parece que los productores del nuevo remake no lo tomaron en cuenta y lo tiraron todo por el excusado.

Quienes no están muy acostumbrados a este tipo de cine y vean el remake, tal vez queden impactados por la violencia presente en éste; pero quienes sí conocemos este tipo de filmes, sabemos que en los últimos años nos han tratado de vender gato por liebre. Ya desde las exageradamente publicitadas películas de Hostal, sabemos que este cine ha entrado en una especie de letargo, en el que sus propuestas gráficas no llegan a los excesos que vimos en mucho cine de la mencionada década del pasado siglo. Así, los esperados excesos de este filme se pierden entre claroscuros y escenas que claramente no llegaron al final esperado.

No sé qué piensen ustedes, si es que llegan a ver este filme, pero me parece que el cine hollywoodense cada vez se autocensura más. Y saben qué es lo peor, que este filme es el número 12 en la saga de Friday the 13th, así que podemos irnos preparando ya para el siguiente filme.