miércoles, 19 de noviembre de 2014

The Texas Chainsaw Massacre: 40 Años

Esta semana en varias salas del país se re-estrena The Texas Chainsaw Massacre, con el título de exhibición La Masacre De Texas, y gracias al esfuerzo de la distribuidora Caníbal. Para muchos cinéfilos este es un momento de gozo, así que desempolvo este texto que escribí hace una década, cuando esta obra maestra de Tobe Hooper cumplía 30 años.

En 1957, un granjero insipiente de Wisconsin protagonizó un macabro episodio de la historia estadounidense. Trastornado, como sucede con todos los asesinos en serie, Edward Gein se dedicó a matar mujeres durante cerca de diez años con la peculiar finalidad de confeccionarse un traje de mujer; no con sus ropas, sino con su piel, pues deseaba convertirse en su contraparte de género. Sobra decir que la noticia cautivó a un gran auditorio, entre ellos un joven escritor que años después daría salida a ese interés en forma de una novela llamada Psycho.

Desde luego la obra de Robert Bloch fue la que le dio base al clásico de Alfred Hitchcock del mismo nombre, Psycho (1960), y así como ésta, otras populares cintas –y otras no tanto–, como The Silence of the Lambs (1992), se basaron en el caso de Gein. Hay que ver las apasionantes y sobresalientes historias que este caso provocó en celuloide.

Sin embargo, The Texas Chainsaw Massacre (1974) es la historia definitiva derivada de la pesadilla confeccionada por Gein. Sobre esta producción descansan ya 40 años de historia y su contundencia visual y discursiva continúa intacta. Se trata de uno de los documentos más importantes de su época y del cine estadounidense; igualmente, su fuerza visual y discursiva compondría la semilla de lo que años después se conocería como cine de serial killers.

Tras más de cuatro décadas de carrera profesional, a Tobe Hooper la historia parece recordarlo por su efectiva, pero accidentada realización de Poltergeist (1982) que, a decir de muchos especialistas, estuvo más que producida por Steven Spielberg. Y tal vez, también se le recuerde porque desde los años noventa se ha dedicado a realizar proyectos de cine de horror de segunda. Sin embargo, y a pesar de que su filmografía es inconstante y variable en calidad, el talento de este cineasta ha sobresalido cuando las condiciones no han sido del todo adversas, como se demuestra en The Texas Chainsaw Massacre, y otros títulos como Death Trap (1977), Funhouse (1981), Lifeforce (1985), e incluso filmaciones accidentadas como Spontaneous Combustión (1990), The Texas Chainsaw Massacre 2 (1987) y la misma Poltergeist.

Al inicio de los años setenta, Hooper era un joven cineasta en Texas. Su documental sobre Peter, Paul y Mary y un viaje de ácido fílmico llamado Eggsheels le ganaron respeto en la comunidad cinematográfica de la región, e incluso premios para la segunda.

Fue en víspera de Navidad en 1972 que, haciendo las condescendientes compras de temporada en un centro comercial, en medio de la cacofonía de villancicos, niños gritando y corriendo y una muchedumbre que apasionadamente consumía todo a su alcance, cuando Hooper desesperado vio una sierra de motor en el área de herramientas y la imagen de tomarla para abrirse paso con ella entre tirones de carne y borbotones de sangre se le presentó como una buena forma de evadirse.

Desde luego eso no pasó de ser un deseo de año nuevo. Pero, unos meses después, Hooper comenzó a darle forma a esa idea agarrándose, también, de la nota roja protagonizada por Gein, la influencia de las historia de horror de la EC Comics (Tales from the Crypt y The Vault of Horror, entre otros) y, por supuesto, de la esquizofrenia producida por el intenso clima social y político de aquellos años.

Es en ese contexto que los involucrados en el filme eran jóvenes un tanto politizados pero, sobre todo, con deseos de experimentar y trabajar sus ideas en cine ante las necesidades del momento. De entrada, Hooper hizo alianza con Kim Henkel para escribir en conjunto el guión. Poco a poco el equipo se fue conformando, y aunque el proyecto –inicialmente llamado Headchesse, y filmado como Leatherface– corrió con la suerte de ser apoyado por la naciente Texas Film Comission, el resto del presupuesto se buscó a través de una especie de cooperativa conformada por los mismos involucrados en la película (actores, técnicos, productores y director) y varios industriales y políticos texanos pudientes que buscaron hacer un poco de dinero –y también de deducir algunos impuestos–, produciendo una simple película de horror serie B… bueno, eso es lo que creyeron.

En agosto de 1973 inició la filmación con un presupuesto reducido, pero con una buena cantidad de recursos imaginativos. La película finalmente no costaría más de 120 mil dólares, tanto en producción como en postproducción, y sería hasta el siguiente año cuando su estreno se realizaría a través de la distribuidora de Lou Perayno, gangster que se volvió aun más millonario de lo que era al producir Deep Troath (Gerard Damiano, 1972), el cult movie del cine porno. Hasta el día de hoy, la mayor parte del dinero generado (cerca de 300 millones de dólares alrededor del mundo) por la exitosa distribución de Masacre en Texas –o Masacre en Cadena, títulos con los que se le ha conocido en México- continúa sin llegar a las manos de sus verdaderos productores.

En The Texas Chainsaw Massacre, como seguramente muchos lectores recordarán, vemos la historia de cinco jóvenes que deciden pasar un fin de semana en la casa de sus abuelos. Abandonada desde hace muchos años, la casa está en ruinas como el derredor texano. El grupo de turistas comienza a deambular por las cercanías y lo único que encuentra es la locura de una familia de caníbales que en pantalla se transformó en uno de los discursos más violentos de la historia del cine, haciendo uso de una violencia implícita –es decir, sin grandes cantidades de sangre y descuartizamientos– que transforma a la película en una especie de reversión del cuento de hadas.

Tanto Hooper como Henkel en distintas ocasiones han asegurado que con este filme buscaron realizar una metáfora acerca de la vociferante y agitada era del Watergate y Vietnam; mientras que Gunnar Hansen –quien encarnó al inolvidable Leatherface, el asesino de la sierra de motor– contradice a estos dos recordando que lo que todo el equipo quería hacer, en realidad, era una buena película salvaje de horror de bajo presupuesto. Y bueno, el bajo presupuesto, el blow up de 16 a 35 mm en la magnífica fotografía de Dany Pearl, el sorprendente trabajo del diseñador de producción (un espeluznante universo creado a partir de huesos y látex) Robert A, Burns, el calor y la incapacidad para cambiarse de vestuario, además de la presencia de panques de mariguana como dieta durante la filmación de la cena, y con un elenco inolvidable de actores, comenzando por Gunnar Hansen y Marilyn Burns, confluyeron para armar esta mescolanza de horror, sátira y humor negro.

Pocos han visto los trazos de humor negro en esta cinta, e igualmente los elementos del cuento de hadas, sólo que en un orden subvertido –la amenaza hacia los niños (representada por los jóvenes perseguidos) viene de la familia (representada por los caníbales); y símbolos, como el bosque, el hacha y otros, están presentes–; pero igualmente en muchos aspectos, consciente o inconscientemente, este filme confirmó una ruptura del cine de horror (en la que el mal no es más que una metáfora de la descomposición de la sociedad), y un parangón cinematográfico del cual, desde entonces, han tomado y copiado infinidad de producciones.

The Texas Chainsaw Massacre es un filme crudo y complicado, sin duda. Pero igualmente, es uno de los filmes más bellos de la violencia en cine: la película está plagada de momentos magníficos, pero basta con ver la imagen de Leatherface girando con su sierra en una grotesca danza, para entender la magnificencia de esta obra.

Gracias a Caníbal, durante estos días podremos verla en salas comerciales de cine en su versión remasterizada.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Sin City: A Dame to Kill For

En el universo del film noir clásico, tanto el claroscuro como los rostros de sus protagonistas y los escenarios tormentosos que estos transitan son el reflejo figurado de los conflictos y dilemas que se cuecen en las neuronas de víctimas y victimarios. La intromisión de la belleza femenina en este entramado (para cerrar el círculo de condenación), es básica y compone la desesperación y el deseo febril que termina por poner en marcha la maquinaria del desenlace, comúnmente agridulce y miserable.

Dicho de otra manera: la mezcla correcta de violencia, tinieblas y belleza femenina componen el mejor film noir, el mejor thriller. Sin City: A Dame to Kill For (Sin City 2: Una Dama por la que Mataría, 2014), la segunda entrega fílmica basada en la historieta de culto estadounidense, continúa la exploración de estos cánones genéricos llegando hasta el hiperrealismo, tras un espectacular montaje que se construye en los prostéticos y las pantallas verdes.

En contra de una industria y su mismo público, Frank Miller creó y ejecutó Sin City en cómic (su formato original), tomando a la hoja blanca de papel como un universo dispuesto a ser delimitado con grandes cantidades de tinta. Parte importante de la trascendencia de esta obra está ahí, en el formato y en el estilo (contraste entre el blanco y negro que casi siempre vira hacia el expresionismo y el gótico por igual), Miller es un artista portentoso a la hora de contrastar la luz con la sombra, aun cuando su trazo no resulta seductor para todo tipo de lector, pues en ocasiones las apariencias de sus personajes resultan demasiado grotescas o con características caricaturizadas de más para lectores con un gusto demasiado afinado por la industria.

Pero lo que termina por darle el carácter a Sin City son las historias. Historias de grandes perdedores que se nos presentan como antihéroes, más que héroes. Individuos maltrechos de cuerpo y alma por igual. Qué tienen lo necesario para ser mejor que los mejores, pero a quienes el destino, el karma, el Todopoderoso los ha colocado en la “ciudad del pecado” sin una aparente razón… aunque sabemos que la emoción, el sufrimiento, el amor, la violencia, el sexo y el claroscuro son razones suficientes para tener buenas historias.

Las buenas historias de Miller en Sin City provienen del gusto del autor por los clásicos de Chandler, Peckinpah y Will Eisner (The Spirit), por igual, pero también por la rabia que le produjo la incapacidad de comulgar con Hollywood, impidiéndole una carrera como guionista de la industria. Su huida del sueño fílmico lo llevó a construir Sin City como escape y como óleo de su talento y frustración. El éxito de la serie traspasa el medio y, sin que resulté sorpresivo, entre su legión de admiradores se encuentra Robert Rodríguez, autor de cine demencial, a mitad del de explotación y comercial, quien le muestra a Miller la posibilidad de llevar Sin City al cine como un mundo artificioso y apabullante, y para convencerlo le brinda la co-dirección del filme.

De esa manera en 2005 se presentó Sin City (co-dirigida por ambos, junto a Quentin Tarantino), reuniendo varias historias previamente vistas en cómic, ahora en un sorprendente espectáculo en el que la pantalla verde sirve como página en blanco en el que la tinta que le da forma a su universo son los escenarios CGI y un elenco variopinto que ofrece una réplica sorprendentemente vistosa y lo suficientemente grotesca y exagerada para reflejar lo pintado por Miller previamente en el papel.

Nueve años después, la dupla de Rodríguez-Miller regresa con un grupo más de historias que, como rémoras, se incrustan y pegan a A Dame To Kill For para redondear el círculo dramático, que ahora es elevado al 3D, aunque a México sólo –y desafortunadamente- ha llegado la versión plana. De cualquier manera, tal vez eso ha sido lo mejor, pues tanto el público como la supuesta crítica especializada parece que han sido mutilados emocionalmente, obligándolos a echar pestes de un filme igual de sobresaliente que el primero. Ya me imagino si este hubiera sido en 3D…

Recordemos que, aunque haya espectadores que esperan encontrarse con un filme realista, este se trata de una exageración de la realidad, y la cual empapa y se enmarca en el mismo blanco y negro que termina por darle una dimensión onírica a la experiencia, y que muchos detractores diurnos no terminan de entender.

La galería de hombres y mujeres cortados por el profundo conocimiento noir de Miller, se traslapa a la realidad y entrega un moderno mundo del hampa, que pone al día el expresionismo del crimen (instaurado por Chester Gould en Dick Tracy) y entrega una joya fílmica en la que el corte a rajatabla de secuencias y la serie de frases lapidarias y poéticas de Miller provenientes del cómic permiten que el género negro se afiance en el momento histórico y eleve el relato a una épica moderna.

A la forma, se suma el elenco en el que las bellas (Eva Green, Jessica Alba, Rosario Dawson, Jaime King) y las bestias (Mickey Rourke, Josh Brolin, Bruce Willis, Ray Liotta, Stacy Keach) están interpretados por actrices y actores que ejemplifican perfectamente su alter ego en pantalla. Es decir, el Sin City fílmico lejos de una exageración es la afirmación de un mundo grotesco que nos negamos a ver.

Hace 9 años, la aparición de Sin City sorprendió a propios y extraños al tratarse de un proyecto que fue incrustado en Hollywood aunque a partir de las inquietudes de dos artistas que no dieron su brazo a torcer, e impusieron su voluntad creativa creando un nuevo parangón y una manera nueva de forjar cine (300, The Spirit, Watchmen). Es posible que ahora ni el 3D (que busca llevar al segundo peldaño que le corresponde a Sin City) logre hacer que impacte como la primera bofetada del proyecto. Pero ese es problema de los espectadores (y su degustación maleducada que les impide valorar debidamente), y no de los dos artistas que han forjado esta joya.

jueves, 15 de mayo de 2014

Entrevista con Godzilla

De mis archivos de lo inaudito rescato la siguiente entrevista. No se trata de cualquier entrevista (su importancia ha sido tal, que fue publicada en distintos años en las revistas Planeta X y 24Xsegundo, ambas desaparecidas, desafortunadamente), sino de una con el "Rey de los Monstruos", por lo que considero que será entendible su trascendencia para rescatarla por una tercera ocasión, ahora que se estrena una nueva versión de este personaje descomunal, dirigida por Gareth Edwards. La entrevista fue realizada en el marco del aniversario 50 de este astro de la destrucción; es decir, hace diez años. Sin más, aquí está este documento.

1944.- Un dinosaurio de una especie desconocida hasta entonces, Godzillasaurus, protegió a un grupo de soldados japoneses estacionados en la isla Lagos, durante un ataque por parte de las fuerzas aéreas estadounidenses.

Hay ciertas cosas, ideas, sucesos e, incluso, rostros y personajes que no pasan de moda.

Mientras el constante ajetreo electrónico que se desarrolla entre el CPU y el monitor de una computadora invariablemente cambian nuestra percepción y vida a distintos intervalos de tiempo, hay cosas como un taco al pastor, un episodio de El Chavo del 8 o una película de Santo, el enmascarado de plata que, aunque pueden olvidarse por un rato e, incluso, verse y saborearse con otros ojos y gusto, difícilmente pasaran de moda pues la información que ofrece el experimentarlos es algo mítico, cuya permanencia ante el paso de nuevas modas e inventos conforma esa fuerza imperecedera conocida como nostalgia.

A este exclusivo grupo de leyendas vivas, gracias a la energía de las neuronas, pertenece uno de los monstruos más grandes que hayan habitado la tierra barnizada de plata: Godzilla.

Invariablemente, desde que se sacaban los mocos leyendo El Sorprendente Hombre Araña, los periodistas que conforman esta revista son apasionados de las brutales y explosivas aventuras fílmicas del llamado "Rey de los Monstruos", y no extraña entonces que quien escribe estas líneas haya sido el escogido para realizar la difícil tarea de buscar una entrevista que, si no iba a costarle la vida (lo cual era casi un hecho), sí le podía significar vivir el resto de su vida frito como un pescuezo de pollo ante el fuerte aliento de este dinosaurio superstar.

1954.- La isla Lagos fue destruida durante una prueba con una bomba de hidrógeno, misma que se encargó de mutar y despertar furiosamente al llamado Rey de los Monstruos, Godzilla.

Sin embargo, tras escuchar que hace algunos años un aventurado reportero dejó ir sus últimos suspiros atorado entre los colmillos de tan sobresaliente personaje (aunque se rumora que dicha suerte se debe, sobre todo, a que el colega, por principio, era estadounidense y, además, con muy poco tacto quiso acusar a don Godzilla de su desecrable versión yanqui, realizada por Roland Emerich), lo único que me atreví a hacer fue tratar de localizar a nuestro entrevistado a través de la fibra óptica.

Tras varios mails y no menos llamadas, vía señal satelital trasmitida a través de un teléfono celular, el astro Godzilla accedió a contestar nuestras preguntas durante 20 minutos desde una isla de descanso escondida entre las Filipinas, con motivo de su aniversario de oro, precisamente este 3 de noviembre, mes en el que hace cinco décadas se estrenó en Japón la primera de una saga de cerca de 30 películas [esto fue hace diez años, obviamente].

Antes, sólo nos gustaría recordarles que el señor Godzilla aparte de poseer una altura equiparable a la de un edificio de 30 pisos y de revelarse como todo un creyente de Dios, le gusta destruir edificios y comer gente cuando se le maltrata, lo cual lo convierte en un personaje de naturaleza y carácter… difícil. Por esta razón deseamos dedicar esta entrevista a Akk Zilio, asistente y traductor del astro de la era prehistórica quien parece que cayó accidentalmente a sus fauces mientras le ayudaba a sostener el celular para la presente entrevista. Dicho lo presente, comenzamos.

1962.- El director Ishiro Honda y el productor estadounidense John Beck se encargaron de organizar la pelea del siglo en King Kong Tai Gojira / King Kong Vs. Godzilla, la primera película en la que ambas estrellas pudieron verse en color. Se trata, tal vez, de la película más taquillera en la historia del cine japonés.

“Bueno, primero quisiera hacer una aclaración: mi verdadero nombre no es Godzilla, sino Gojira –aclara el astro. Según tengo entendido, a decir de la información científica vertida en mi segunda película Gojira No Gyakushu / Godzilla Raids Again (Motoyoshi Oda, 1955), pertenezco a la especie Godzillasaurus (sic), de ahí el nombre en America, dinosaurio del que se sabe poco y todavía menos, pues yo soy una mutación de aquella especie. Es decir, debido a las pruebas atómicas realizadas durante la segunda guerra mundial fue que desperté y en este estado. Y bueno, como podrá imaginarse, mis padres no me pusieron ese nombre ¿verdad?, pues ni los conocí; pero tengo entendido que fue Ishiro Honda, que en paz descanse, realizador de mi primera película y uno de los creadores de todo esto, quien decidió ponerme este nombre tras descubrirme. Y, según entiendo, Gojira era el mote que tenía un enorme empleado de la Toho, la casa productora de mis filmes. Si te preguntas por qué le decían así, debes saber que Gojira es una contracción de la palabra inglesa Gorilla y el vocablo japonés kijura, que en tu idioma significa ballena; ya te imaginarás entonces las dimensiones de este pobre empleado. Y bueno, tomando en cuenta las mías, mis dimensiones, fue que Honda-san decidió llamarme así, lo cual no me ha molestado en absoluto. Pero no se preocupe, puede llamarme señor Godzilla si lo desea”.

1964.- Godzilla se enfrenta por primera vez contra Mothra, una oruga superdesarrollada. Con ésta inicia la larga y divertida batalla del gran G contra diversos y descomunales monstruos japoneses (Daikaiju eiga es el término genérico para este tipo de películas, su significado simplemente es Películas de Monstruos Gigantes).

Bueno, en apariencia, una entrevista a usted a estas alturas, me refiero tras medio siglo de carrera, no promete cosas nuevas, pero seguramente podrá comentarnos de gratas experiencias durante todos estos años... “Bueno, claro. Ha sido una vida de experiencias varias y muy intensas: peleas, destrucción, constantes críticas, etcétera. A Dios le agradezco haber conocido y hecho amistad con muchos compañeros de trabajo. Recuerdo con especial cariño a muchos amigos y enemigos, como Mothra, Rodan, mi querido King Kong, Ishiro Honda, a mi descubridor Tomoyiko Tanaka...

Disculpe, ¿qué acaso no fue Honda-san su descubridor? “Grrrr, bueno sí, en parte. El fue el coescritor y director de mi primer vehículo cinematográfico y de otros posteriormente, además de que a él se le debe ese fabuloso tono documental en ese primer esfuerzo, resultado directo de su experiencia como documentalista y de su conocimiento sobre la guerra, pues prestó servicios durante ocho años en el ejército japonés. No sé si lo sepas, pero Honda-san trabajó con el gran Akira Kurosawa en varias de sus películas como director de segunda unidad e, incluso, para su primera gran película Norainu / Stray Dog (1949), un fabuloso film noir de postguerra. Kurosawa-san dijo que el éxito de esta oscura película se debe a la experiencia del propio Honda-san en la guerra. Pero bueno, Tomoyoki Tanaka presidente de la Toho y quien murió en 1997, Dios lo tenga en su gloria, fue quien pidió a Honda-san realizar una historia sobre una mutación monstruosa a partir de la contaminación radioactiva, transformándose de forma natural en una crítica a los experimentos nucleares en aquellos años e, incluso, a la amenaza radioactiva tras el hongo atómico en Hiroshima y Nagasaki”.

1977.- La Marvel Comics se encarga de realizar su primera serie en este medio, la cual contó con 24 números, y en la que se le ubica dentro del Universo Marvel.

Sin duda, todas estas experiencias y las restantes en tantos años de carrera artística lo han transformado, incluso, físicamente ¿qué puede decirnos de su proceso fisionómico? “Bueno, esto no lo había dicho en 50 años, pero fíjate que antes de comenzar a filmar mi primera película, los involucrados en ella querían que actuara en cuatro patas y con una extensión en el cuello, todo por la culpa de Eiji Tsuburaya, el encargado de efectos especiales. ¡Imagínate eso! Iba a parecer una lagartijota. Pero bueno, finalmente quedé como soy realmente, aunque he de decirte que a través de los años y las películas he ido cambiando un poco… tú sabes, las estrellas nos tenemos que ir dando nuestras manitas de gato para seguir siendo gratos a la cámara de cine. Es así que en ocasiones me he visto gris, en otras rojo, verde e incluso azul; algunas ocasiones con 50 metros, otras con 80 y últimamente con 100. Y bueno, si pones atención, verás también que ya no estoy igual de chato que en 1954. Tienes tiempo para una última pregunta”.

1998.- Godzilla se somete a una profunda cirugía plástica para protagonizar su versión estadounidense, dirigida por el alemán Roland Emerich. Sin duda, se trata del punto más bajo de su carrera y del cual aún no se ha recuperado.

¡Uuuy! Pues tenía como veinte más... pero bueno, quisiera me dijera cómo va a festejar este importante aniversario. “(Suspiro) ...mira, me encantaría poder compartir nuevamente un estelar con Kong-san, pero hay que ver cómo cambia el dinero a la gente (sic), sobre todo ahora que de nueva cuenta protagonizará su historia, bajo la dirección del gran Peter Jackson: ¡está insoportable! [esto, obviamente, fue dicho en vísperas del estreno del remake dirigido por el realizador de Bad Taste] Pero bueno, no me quejo. La Toho y yo hemos decidido que llegó el momento para alejarse de los reflectores durante un buen rato. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Pero no te preocupes, pues antes de que esto suceda, se estrenará mi última película Godzilla Final Wars, una historia espectacular en la que hemos echado la casa por la ventana. En serio, será algo absolutamente sorprendente que dirigió Ryuhei Kitamura, el genio detrás de Versus, esa puesta al día de muertos vivientes y samuráis que tanto éxito ha tenido. Supongo que en el continente americano la podrán ver el próximo año”.

2014.- Godzilla protagoniza de nueva cuenta un filme dirigido por un director angloparlante, aunque en esta ocasión parece que el "Gran G" no se avergonzará.

Tras terminar de decir esto, el popular saurio se disculpó en un inglés perfecto, y tras un ruido indescriptible la llamada se cortó. Hemos sabido que en vísperas del estreno en Japón de Godzilla Final Wars, el "Rey de los Monstruos" ha protagonizado un escándalo en el que la familia de Akk Zilio lo acusa de asesinato premeditado, aunque el descomunal actor ha dicho que su supuesto mal genio solamente es parte de su método actoral para alcanzar los niveles requeridos de veracidad.

Suerte y felicidades, mi querido Gojira.

domingo, 20 de abril de 2014

La Danza de la Realidad y Spider Man 2, Rise of Electro: Alexandro Jodorowsky y Stan Lee, conspiradores de la imaginación

La primera ocasión que tuve oportunidad de entrevistar a Alexandro Jodorowsky, me comentó que poco antes había estado comiendo con Stan Lee: "(...)estuvimos platicando como amigos. ¡No hablamos de proyectos! Me estuvo diciendo que me admiraba mucho y yo le dije que lo admiraba mucho por el Hombre Araña. Pero nada más, porque yo soy lo antiamericano. No contra el país, sino contra su estilo”.

El par de artistas, de genios creativos, nace en los años 20 (Lee en 22 y Jodorowsky en el 29). Ambos son descendientes de familias judías, uno de rumana avencidada en Nueva York, otro de rusa avencidada en Tocopilla, Chile. Ambos han hecho lo que pocos, han triunfado como pocos, han generado ideas y productos que han transformado la industria del arte y el entretenimiento, y hoy día se les respeta, aunque nuevas y viejas generaciones parecen olvidar lo que han hecho y valoran su figura únicamente a partir de su última etapa, descontextualizada de un todo y un proceso alucinante e inigualable.

Hoy, en México, podemos ver un par de filmes alucinantes provocados por el pensamiento y obra de estos autores: La Danza de la Realidad (Alexandro Jodorowsky, 2013) y Spider Man 2, Rise of Electro (Marc Webb, 2014). El primero un filme independiente producido con el apoyo de tres mecenas (uno francés, uno mexicano y otro chileno/japonés) y la vaquita de gente común y corriente que, mínimo, sumo 750 mil dólares a través de donaciones vía internet. El segundo es un filme producido por Columbia Pictures y Marvel Studios, con un presupuesto mayor a los 200 millones de dólares.

La Danza de la Realidad es una obra que llevaba gestándose ya varios años; un proyecto para el cual Jodorowsky encontró que la única manera de hacerlo era por la vía de la cooperación para un fin propio para el cual, finalmente, todos los involucrados estuvieron de acuerdo. Se crítica a Jodorowsky de onanista y charlatán; lo primero nunca lo ha negado, y la segunda crítica es una cuya razón sigo sin entender cuando estamos ante una obra francamente extraordinaria. Dichos exabruptos, por tanto, sólo puedo explicarlos como opiniones de onanistas fracasados.

La Danza de la Realidad es, hasta el momento, me parece, la autobiografía absoluta. Gestada como memoria escrita publicada en 2001, brinca a la pantalla grande (ya no al celuloide) con base en el esfuerzo primordial del propio autor y el de su familia y amigos, y al que se suma el de miles de personas que apoyan la obra de Jodorowsky. Como su vida y recuerdos, el filme La Danza de la Realidad es una memoria en la que el dato comprobable y la creación fantástica tienen el mismo peso y trascendencia, uno parece otro, y es imposible separarlos.

Como toda la obra de Jodorowsky, La Danza de la Realidad es un acto revolucionario de bondad y descubrimiento en tiempos de cinismo y perdición. El Jodorowsky viejo de hoy que guía y entiende al Jodorowsky niño en pantalla es uno que no ha sido sacado de la manga hoy mismo, es uno que ya desde la memoria escrita nos dijo ver en sus años tempranos. Como en todo gran acto de magia, el tiempo y el espacio se dislocan permitiendo que el principio y el fin se encuentren y comulguen en un gran círculo que busca la inconseguible verdad.

La vida temprana de Jodorowsky en Tocopilla es la del extraño en una tierra extraña, que tiene que buscarse su lugar con base en crear o acomodar su propia realidad en la ya existente. Como bien lo dice en la memoria escrita, el periodo retratado en el filme abarca unos diez años que en unas cuantas páginas (alrededor de cuarenta, y en el filme se reduce a dos horas) resulta algo poco menos que increíble, pero recordemos que se trata del resumen de lo más extraordinario, y vaya que lo es.

Así, La Danza de la Realidad compone un mosaico de actos pánicos tempranos que transformaron la vida de este artista, y cuyo recuento inquieta y trastoca la de los espectadores. En el filme tienen que ver tanto el estilo de Fellini como el del propio Jodorowsky; así, es natural la presencia del autor italiano cuando se habla de autobiografía en el cine, sobre todo si se trata de Jodorowsky, de quien Fellini llegó a decir que era su heredero. Como toda la filmografía de Jodorowsky, este filme está pleno de imágenes e ideas extraordinarias sin precedente.

El filme La Danza de la Realidad cubre apenas 10 por ciento de lo escrito por Jodorowsky en su libro de memorias (y aún así, de ese mismo 10 por ciento, quedaron fuera cosas tan extraordinarias, como su encuentro con el mítico mago mexicano Fu Manchu o su construcción de un elefante con píldoras de mocos), queda entonces un largo trecho por cubrir que no sabemos si llegue darse.

En 1962, junto con Steve Ditko, Stan Lee creó a Spider Man. Lee quería escribir la “gran novela americana”, y lo “único” que logró hacer fue cocrear el Universo Marvel y construir una mayor cantidad de historias inolvidables que la de cualquiera de los llamados grandes autores de la narrativa del siglo XX. Con Spider-Man logró, tal vez, el epítome del hombre común en dicho siglo: atormentado y en busca del bien a toda costa.

La saga de Spider Man que desde aquel año ha sido continuado por una cantidad innumerable de autores en más de mil episodios se encuentra incrustada en la memoria de millones de lectores, y ahora espectadores del cine y su presencia en distintos medios audiovisuales. Como sucedió con la reciente saga de Batman en cine (la dirigida por Christopher Nolan), esta nueva saga de Spider Man tuvo que dar un primer paso inseguro y muy accidentado, para finalmente consolidarse en esta segunda entrega.

Aunque me parece que el corte trágico de los personajes principales está mucho más logrado en la primera saga dirigida por Sam Raimi, en este segundo capítulo de la dirigida por Webb la sucesión de hechos y la eterna presencia de la ley de Herodes en la vida de Peter Parker terminan por volcar este filme en un drama de dimensiones épicas que muestran claramente la fuerza y trascendencia que llevaban las ideas de Stan Lee (en este caso, junto a las de Gerry Conway, guionista que construyó la trágica resolución de Gwen Stacy). De igual manera, el pastiche dramático armado por los guionistas Alex Kurtman, el defeño Roberto Orci y Jeff Pinkner, me parece que es el ejemplo perfecto de lo que es una historia de superhéroes balanceada de manera quirúrgica y genial para llevar como una montaña rusa hacia el nirvana de emociones, pasando por los estados necesarios de la experiencia idónea.

El 3D en este filme se muestra, finalmente, como un ejemplo irrefutable de la dimensión que a ciertas historias puede brindar una capa mayor de hiperrealismo a su increíble naturaleza. El batir de los brazos de Spider Man sostenido por sus telarañas entre los edificios neoyorkinos, en caída libre o expulsado hacia la estratósfera, es igual de extraordinario que el festín de gaviotas con millares de peces expulsados por un mar embravecido en La Danza de la realidad. Hiperrealismo igualando a surrealismo.

Volviendo al drama de Peter Parker: ver uno de los momentos base de la saga de este personaje -sin más y sin ser spoiler-, La muerte de Gwen Stacy, nos da la oportunidad de sopesar la trascendencia del arte pop en el siglo XXI que, sin dejar de serlo, nos permite sobrepasar su naturaleza masiva y extirpar la esencia que se encuentra en toda gran obra: genio y oficio, eso es lo que hay en las mejores historias del trepamuros.

Dos polos opuestos en La Danza de la Realidad y Spider Man 2, Rise of Electro, lo americano y lo antiamericano, lo independiente y lo masivo. Pero detrás de ellos se encuentra una misma energía por innovar a partir del descubrimiento. Las dos entidades creativas detrás de ambos esfuerzos nos han entregado lo mejor de ellos, y sólo nos queda agradecerles por ello y esperar a que lo aprovechemos de la mejor manera. Por lo pronto, este es un momento para celebrar con los sentidos en la sala de cine.